06 octubre 2008

Richard Galindez: Hoy hace un mes

Hoy hace un mes…

Richard Galíndez, amigo, cuñado (hno. de mi esposa). Se fue hace un mes, en un incidente que cada vez lo encontramos más incomprensible, absurdo.

Él es una víctima más de la única revolución que es real en Venezuela: la revolución de la delincuencia.

Acostumbraba sentarse en el frente de la casa y platicar con amigos y vecinos.

Su muerte absurda y sorpresiva nos ha dejado con una tristeza tan honda que, estoy seguro, jamás se irá del todo.

Su muerte no fue reseñada por ningún diario, ningún periódico.
Cuando llamé un medio local para saber el porqué, me atendió una periodista. Su respuesta escueta fue: “Lamentablemente no nos da tiempo cubrir todas las muertes de los fines de semana”.

Para todos aquellos que preguntan cómo sucedió, a quienes llegaron conocerle y a amarle, y quienes buscan en la red alguna noticia no tengo más remedio que relatarles el hecho:

Ese sábado 06 de Septiembre en la noche, Richard estaba recibiendo la visita de algunos amigos, y como siempre, solía sentarse o estar enfrente de su casa. Cuando ya se estaba disponiendo a entrar para dormir (a eso de la 10.30 P.M.) apareció un corsa color negro o azul oscuro. Se presume que era un taxi que deambulaba por el sector, y que al divisar un grupo de hampones emprendió la huida. Los malhechores hicieron fuego contra el auto sin ton ni son, con la terrible mala fortuna que una bala hizo impacto en el ojo derecho de Richard, saliendo por la parte posterior de su cabeza.

Que rápido se dice, que lento se digiere.

Richard Galíndez, 35 años, trabajador de Sidor, padre de dos lindos niños, esposo de Amaglys Valderrama, querido y apreciado por todo el sector de El Roble, se había marchado. Le conocía desde que él tenía 12 años y yo, entonces de 16 años, comenzaba a visitar a mi hoy esposa.

No tengo palabras para expresar el dolor, la frustración y la ira que nos embarga. Qué difícil es aceptar este hecho, que duro pensar que como cristianos, tenemos el deber de perdonar. Solo Dios puede ayudarnos a hacerlo. Perdón Señor, no estoy listo todavía.

Siendo que nuestras casas comparten un patio común, cada día me parece que lo voy a ver como siempre por allí. Cada vez que regreso del trabajo, es como que va a salir a saludarnos como de costumbre. Mi esposa le llora muy de seguido. A veces en medio de la madrugada, en medio del silencio y la oscuridad me despiertan sus sollozos; yo también lloro con ella. Que tristes han sido todos estos días. Amaglys, amada concuñadita, que trago tan amargo, pero que trago tan amargo te ha tocado ¡Oh Señor! ¡Consuela nuestros corazones! ¡Da fortaleza por favor!

Como la persona que se hace llamar Klart lo dice en su página:
Estamos tristes y te extrañamos amigo… Algo le falta al aire, al sol, algo falta en nuestros corazones; porque no te veremos sonreír como de costumbre. Adiós, amigo.
Link relacionado: Richard Galindez, en tu memoria