11 febrero 2012

No voy a rendirme

Quisiera ser muy sincero con mis amigos virtuales y lectores del blog: a veces me da profunda pena hacerme llamar cristiano. Esto no es algo que la gente diga comúnmente, todo el mundo anda preocupado por una apariencia y un status que mantener. Un dicho muy conocido y citado por quienes evitan hablar de sus defectos es: La mujer del César no sólo debe serlo sino parecerlo”. Pero en este momento quisiera derribar esa premisa.
Mi consuelo lo encuentro en Romanos 7
Rm 7:22 Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios;
Rm 7:23 pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros.

Si, lo confieso, a veces he dejado que las pequeñas zorras hagan una fiesta (Cantares 2:15), y ya cuando quiero reaccionar fracaso estrepitosamente. Entonces el enemigo viene y me dice “ríndete, el evangelio es algo muy puro para ti”, pero cuando busco a Dios siento que Él me dice que me ama, y que si me levanto su mano está extendida (Proverbios 24:16)

¿Se puede llamar a esto hipocresía? Creo que en parte depende del cristal conque mire cada uno. A menudo uno escucha a alguien decir que para estar en esa situación mejor es vivir tranquilo en el pecado y no preocuparse ni de Dios ni lo que sea su voluntad.  Ciertamente ésta es una posición muy cómoda, es decir, me rindo, me aparto de Dios y punto, me dedico a las borracheras y toda clase de mal. Pero yo no nací ese día, se me hace imposible vivir de esa forma. ¿Qué debo hacer? Pues simplemente seguir luchando, día a día, cada día, un día a la vez. Esa suena a premisa de Al-Anon, pero creo que si nos apoyamos en Dios, el ser supremo, tenemos muchas más posibilidades de obtener la victoria.

Pues NO; digan lo que digan, piensen lo que piensen, no me voy a rendir de los caminos del cristianismo, aunque a veces me estrelle contra la pared de mi propia imperfección y debilidades. Mis miedos y temores, mi envidia de los malos (Prov. 24:1).

Y sí…puede que a veces el Diablo se ría de mí, pero no pienso que esto será para siempre. Que bueno que al final de mi vida en esta tierra, sea Dios YHWH quien me juzgue por mis acciones y NO quienes se regocijan en criticarme (o criticarnos).
Rm 7:24 ¡Miserable de mí! ¿quién me librará de este cuerpo de muerte?
Rm 7:25 Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro. Así que, yo mismo con la mente sirvo a la ley de Dios, mas con la carne a la ley del pecado.

Sea cual sea tu problema, mi mensaje es este: jamás te rindas, continúa la carrera de la fe, si te caes, vuelve a levantarte, pues Dios al final va a recompensar tu lucha. Vamos mi amigo, hermano, vamos juntos al calvario, otra vez, pues el Señor es amplio para perdonar. Que así sea.

4 comentarios:

Victor Cabrera dijo...

Bien dicho hermano, esa es la actitud: reconocerse pecador pero sin rendirse jamás!

En lo personal comparto esas mismas cosas, pero también me doy cuenta que esas fallas en mi y la misericordia y paciencia que Dios ha tenido conmigo me ha llevado a ser paciente y misericordioso con otros... y claro, cuando pierdo la paciencia me acuerdo de mis propias faltas, y he aquí, de lo que de gracia he recibido, también tengo que entregar.

Dios te bendiga siempre hermano, siguamos adelante

israel dijo...

Seguro que así debe ser amigo mio, no rendirse jamás y seguir adelante con la ayuda de dios, creo que todos nos vemos reflejados en tu comentario en muchos aspecto de nuestra vida

Isa dijo...

Muy cierto lo que dices en tu post. Una cita maravillosa para todos los hijos de Dios es 1 Jn. 1:9. Confiemos en que la obra que Él empezó la terminará un día, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante puestos los ojos en Jesús y tomando el arado, no miremos atrás.
Bendiciones!!!!

Orlando Inagas dijo...

Israel, Victor e Isa. Son muy amables y uno se alegra de tener amigos así. Sín duda son de ánimo para mí, por lo que les gradezco mucho el tiempito que se han tomado para bendecirme. Dios les guarde rica y abundantemente.