Desde hace algun tiempo venía escuchando sobre el pastor brasileño Ricardo Gondim , gracias a las traducciones que viene realizando Gabriel Ñanco.
La verdad me había llamado la atención, pero no había sacado algo de tiempo para leerlo. Hace algunos días comencé a explorar un poco sus escritos y la verdad me ha impresionado:
Admiro a Gondim, porque sabe decir lo que piensa sin tener compromisos con instituciones, sin el "bozal" que imponen las grandes organizaciones, porque no parece tener como meta complacer a nadie.
Su mensaje es claro y diáfano. Usted puede estar de acuerdo o no con sus opiniones, pero sin duda las entenderá por completo. Su estilo es sencillo pero elegante y directo. Expresa que su deseo es llegar a las raíces del verdadero evangelio y no seguir las modernas convicciones o estrategias.
Admiro a Gondim porque es un pastor que no tiene miedo decir "estoy cansado", sin importar las connotaciones que alguien le quiera dar a sus palabras. Eso si, no crean que es un rebelde sin causa: todo lo contrario; es alguien que cree que es necesario apegarse más a la Palabra que a las tradiciones y legalismos. Admiro a Gondin porque sabe expresar su descontento sin ser grosero, poco elegante o menospreciar a los demás.
Comparto su disgusto con las manipulaciones que sufre el pueblo de Dios en eventos masivos, generalmente con "Evangelistas estrellas" que con solo soplar pueden derribar multitudes. Comparto su digusto con aquellos que piensan más en los números que en las propias personas, con las iglesias "comprometidas con crecer" en vez de estar "comprometidas con el evangelio".
Hay un largo etcétera que puedo seguir numerando, pero no lo creo necesario. No piense que estoy idolatrando o colocando a Gondin como el nuevo gran líder o como el ejemplo a seguir; NO, pero sin duda es bueno escuchar algo diferente (ojo, no un evangelio diferente), a lo que escuchamos todos los días en cualquier iglesia de pueblo.
He aquí un extracto tomado del blog de Ricardo Gondim en español, el artículo "Estoy cansado"
"...No, no me cansé de Dios o de mi vocación. Continúo entusiasmado con lo que hago; amo a Dios, como también amo a mi familia y a mis amigos. Permanezco esperanzado. Mi agotamiento tiene otras fuentes.
Me cansa el discurso repetitivo y absurdo de aquellos que mercadean con la Palabra de Dios. Ya no aguanto más que se tomen versículos sacados del Antiguo Testamento, que se aplicaban a Israel, para vender ilusiones a quienes llenan las iglesias buscando alivio. Esa posibilidad mágica de revertir una realidad cruel me destruye, porque se que es pura propaganda engañosa. Me cansé de los programas radiales donde los pastores no anuncian más los verdaderos contenidos del evangelio; porque gastan el tiempo alardeando las virtudes de sus propias instituciones. Causa hastío saber de las infinitas campañas y reuniones de oración, todas con el propósito exclusivo de abarrotar sus templos. Considero a los amuletos evangélicos cosas horribles. Me cansé de tener que estar explicando la abismal diferencia que existe entre la verdadera fe bíblica y las creencias populares supersticiosas.
Me cansa la lectura simplista que algunos sectores evangélicos hacen de la realidad. Me siento triste cuando percibo que la injusticia social es vista como una conspiración satánica, y no como fruto de una construcción social perversa. No se consideran los siglos de preconceptos, ni que existe una economía perversa que opera privilegiando a las elites desde hace siglos. No aguanto más cultos para atar demonios o para quebrar las maldiciones que están sobre Brasil y sobre el mundo.
Me cansa la aburrida repetición de las teologías sin creatividad ni riqueza poética. Siento lástima de los teólogos que se contentan reproduciendo lo que otros escribieron hace siglos. Presos por los moldes de sus escuelas teológicas, no logran admitir que existen otros puntos de vista en la lectura de las Escrituras. Conviven con una teología prefabricada. No alcanzan a ver su pobreza porque creen que basta profundizar en el conocimiento “científico” de la Biblia, y develarán los misterios de Dios. La aridez fundamentalista agota mis fuerzas.
Me cansan los estereotipos pentecostales. Que doloroso es observarlos: sin una nueva visitación del Espíritu Santo, buscan crear ambientes espirituales con gritos y manifestaciones emocionales. No hay nada más desolador que un culto pentecostal con una coreografía cuidadosa, pero sin vitalidad espiritual. Me cansé, incluso, de los chistes contados por los propios pentecostales sobre los dones espirituales..."
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Links:
Blog de Ricardo Gondim (español)
Blog de Ricardo Gondim (portugués)
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