El famoso "cazacocodrilos" australiano Steve Irwin falleció tras ser atacado por una "raya" (devil ray) cuando firmaba un programa de submarinismo. Aparentemente le picó cerca del corazón. Irwin arriesgaba su vida en incontables ocasiones, con cocodrilos, serpientes y animales salvajes de todo tipo. En el año 2004 causó gran revuelo mundial al acercarse con su hijo de pocos meses en brazos para alimentar un cocodrilo, por lo que algunos quisieron demandarlo penalmente. Fue el vivo ejemplo de la vida peligrosa que no tiene un final feliz. Al observar hechos como esto nos preguntamos si hacemos bien al no cuidar la vida que Dios nos ha dado. Somos administradores de nuestro cuerpo, de nuestra vida. La Palabra dice en 1Co 6:19 ¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?
Vemos entonces que nuestro cuerpo no es solo nuestro, también es propiedad de Dios; por lo que debemos analizar si es correcto someterse voluntariamente y sin necesidad a situaciones de peligro, a sabiendas de que algo puede terminar mal.
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