Los militares venezolanos han agregado, tristemente, otro prontuario a su alícaido curriculum, mediante los sucesos de La Paragua, zona minera del Estado Bolívar - Venezuela. En esta oportunidad ajusticiaron a 6 mineros (1 se salvó por hacerse el muerto) y otros 4 se ahogaron intentando huir de los militares.
Los habitantes de esa zona han reaccionado con manifestaciones violentas; porque todavía están frescos los recuerdos del pasado mes de Marzo, cuando efectivos de la Guardia Nacional ajusticiaron a humildes pescadores que estaban en una "curiara" o esquife. Es alarmante el número de casos de abuso cometidos por militares; otros sucesos los cité en un post anterior. Lo lastimoso del caso es que no hay certeza sobre el destino de los implicados.
En reiteradas ocasiones los dirigentes políticos, incluso el propio Presidente han prometido todo el peso de la Ley, pero en realidad no hay seguridad de que esto sea así.
Nunca le queda una constancia a la sociedad de que los culpables sean castigados. Lo que normalmente han hecho es trasladar a los responsables de un sitio a otro. Inclusive, en el caso de la masacre del Barrio Kennedy, donde supuestamente condenaron a 24 oficiales policiales; nos queda una sensación de incertidumbre: nadie conoce los culpables ni puede dar constancia de que efectivamente esten en prisión.
En los últimos años la labor de los cuerpos policiales y militares han dejado una gran cantidad de víctimas inocentes en la población venezolana; la gran mayoría de ellos bajo la mayor impunidad.
Por mi parte, lamento que el blog se esté conviertiendo casi en una crónica policial; pero nadie con un poco de sensibilidad humana puede permanecer impávido ante estos sucesos.
En reiteradas ocasiones los dirigentes políticos, incluso el propio Presidente han prometido todo el peso de la Ley, pero en realidad no hay seguridad de que esto sea así.
Nunca le queda una constancia a la sociedad de que los culpables sean castigados. Lo que normalmente han hecho es trasladar a los responsables de un sitio a otro. Inclusive, en el caso de la masacre del Barrio Kennedy, donde supuestamente condenaron a 24 oficiales policiales; nos queda una sensación de incertidumbre: nadie conoce los culpables ni puede dar constancia de que efectivamente esten en prisión.
En los últimos años la labor de los cuerpos policiales y militares han dejado una gran cantidad de víctimas inocentes en la población venezolana; la gran mayoría de ellos bajo la mayor impunidad.
Por mi parte, lamento que el blog se esté conviertiendo casi en una crónica policial; pero nadie con un poco de sensibilidad humana puede permanecer impávido ante estos sucesos.
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