Da tristeza el ver cuánta gente abandona las iglesias. El crecimiento del evangelio sería mucho mayor de lo que es en la actualidad si no fuera porque una gran cantidad de aquellos que aceptan al Señor desisten al poco tiempo o se rinden ante las diversas circunstancias que le rodean. Esto es casi inevitable: en efecto, casi se puede justificar o alegar que una persona abandone la iglesia porque tiene un vicio oculto, una potestad que le mantiene atada, es uno que llamamos "débil en la fe". Lo que no se puede justificar es que haya tanta cantidad de líderes, maestros, y aún evangelistas que abandonen la iglesia con heridas causadas por sus propios hermanos.
Vemos como jóvenes líderes en diversos campos, bien sea la alabanza, la enseñanza o predicación son víctimas de envidias, celos y chismes de sus propios hermanos. Es muy triste: imaginemos una batalla, donde todos estamos concentrados, en una batalla sin cuartel. "disparen hermanos, disparen"; levantamos nuestras manos y señalamos hacia adelante gritando "¡Fuego a discreción!". Desesperados levantamos el binóculo para tratar de captar la posición del enemigo; pero de repente sentimos un dolor lacerante, una llama ardiente en la espalda...¡Nos han disparado! ¡Nuestros amigos nos han disparado! ¡Hemos sido victimas del "fuego amigo"! Miramos atónitos y captamos, mientras vemos como brota sangre de nuestro pecho, a alguien que se rie disimuladamente y finge estar demasiado concentrado como para darse cuenta de lo sucedido.
Si un relato como el anterior ocurriese en la vida real, inmediatamente seríamos trasladados a algún lugar, donde con urgencia nos aplicarían los primero auxilios, y todos supondrían que fue un accidente. Pero en la vida real, la sangre del alma no tiene color. Nadie lo nota, y por ello, algunos pueden usar y abusar de sus armas, porque posiblemente nadie se de cuenta de que alguien salió lastimado. De repente ese líder, otrora muy activo, empieza a quedarse en su casa, y en muy pocas ocasiones se haga algo al respecto, lamentablemente.
Qué podemos decir. La Bilblia declara en Mateo 10:36 "Y los enemigos del hombre serán los de su casa", pero aún así me cuesta creer que esto se aplique a la Iglesia del Señor. A veces el tener una iglesia grande es un gran problema. Lo digo porque recuerdo que cuando mi iglesia era pequeñita, de pocos miembros, y alguien se quedaba en casa el domingo, salía una comisión de hermanos para ver la razón de su ausencia. Quizá ahora esto parezca persecución, pero era una forma efectiva de ayudar al herido. En las iglesias medianas y grandes ¿quién se da cuenta cuando faltas? por lo general es más difícil, porque al haber tantas personas es difícil que alguien se percate de inmediato de tu ausencia; a menos claro que sea un amigo intimo tuyo.
¿A donde van las ovejas heridas? Muchas lamentablemente estan en sus casas, esperando algo así como una revelación de Dios. Deseando que alguien se acuerde que ellos existen. Suspirando por "si tan solo eso no hubiese sucedido" "Señor, porqué a mí". Añorando que alguien se disculpara por herirla, por no haber tenido más tacto. Es duro decirlo, pero eso casi nunca ocurre. Cómo añoramos en ese momento la Parábola del buen pastor. Sí, ese que tenía 99 gorditas en su rebaño, pero las dejó para ir en búsqueda de esa "flaquita" que se había extraviado. Mi experiencia personal es que muchos pastores distan mucho de seguir este ejemplo. Parecieran decir: No que va, no voy a ir a buscar esa oveja, no sea que se me pierdan estas 99 por ir en busca de ella. Además, que aprenda, que madure, que se la coman los lobos para que vea lo que es bueno. Y la historia se repite una y otra vez... en muchas partes del mundo. Ay hermanos, oremos que Dios abra el corazón de estos líderes, a veces tan sedientos del éxito personal, tan deseosos de subir escalones ministeriales en las organizaciones, que olvidan las cosas pequeñas pero importantes.
No todo es malo para las ovejas heridas. Al respecto la Palabra nos dice:
Jer 23:2 Por tanto, así ha dicho Jehová Dios de Israel á los pastores que apacientan mi pueblo: Vosotros derramasteis mis ovejas, y las espantasteis, y no las habéis cuidado: he aquí yo visito la maldad de vuestras obras, dice Jehová.
Jer 23:3 Y yo mismo recogeré el resto de mis ovejas de todas las tierras adonde las eché, y harélas volver á sus moradas; y crecerán, y se multiplicarán.
Jer 23:4 Y pondré sobre ellas pastores que las apacienten; y no temerán más, ni se asombrarán, ni serán menoscabadas, dice Jehová.
No quisiera hacer recaer toda la responsabilidad en los pastores o líderes, ya que en ocasiones hacen su mejor esfuerzo, pero hermanos...levantemos a los caídos, los heridos en batalla, no los abandonemos a su suerte; demostremos que en verdad hay amor entre nosotros para cuidar los unos de los otros.
¿Has sido herido? ¿A donde piensas ir? Vamos al taller del Maestro, sólo él tiene Palabras de Vida... El ser humano, aún ese amigo en quien confiaste te puede fallar, pero Dios nunca falla; el te consolará, y a su tiempo hará justicia a aquel que te hizo daño, si no se arrepiente... pero ora por él, para que Dios te perdone a tí también cuando tu falles.
Otro peligro es caer en el síndrome del "pobrecito yo", "nadie me quiere". El Diablo tratará de recordarte una y otra vez ese "incidente" en el que alguien te hirió. Él dira: "con eso que me hicieron es para que yo jamás vaya a una iglesia". Él tratará de mantenerte postrado, pero ¡Levantate! despierta, no tenemos lucha contra sangre ni carne, y el Señor jamás te dará una carga que vea que tú no puedes soportar. Aunque el enemigo te estará diciendo: "esto es mucho para tí, ríndete ya". Las ovejas heridas no deben ir a ningún otro sitio que no sea refugiarse en el Buen Pastor; Jesucristo mismo. Él nunca nos dejará ni nos desamparará.
Jer 23:2 Por tanto, así ha dicho Jehová Dios de Israel á los pastores que apacientan mi pueblo: Vosotros derramasteis mis ovejas, y las espantasteis, y no las habéis cuidado: he aquí yo visito la maldad de vuestras obras, dice Jehová.
Jer 23:3 Y yo mismo recogeré el resto de mis ovejas de todas las tierras adonde las eché, y harélas volver á sus moradas; y crecerán, y se multiplicarán.
Jer 23:4 Y pondré sobre ellas pastores que las apacienten; y no temerán más, ni se asombrarán, ni serán menoscabadas, dice Jehová.
No quisiera hacer recaer toda la responsabilidad en los pastores o líderes, ya que en ocasiones hacen su mejor esfuerzo, pero hermanos...levantemos a los caídos, los heridos en batalla, no los abandonemos a su suerte; demostremos que en verdad hay amor entre nosotros para cuidar los unos de los otros.
¿Has sido herido? ¿A donde piensas ir? Vamos al taller del Maestro, sólo él tiene Palabras de Vida... El ser humano, aún ese amigo en quien confiaste te puede fallar, pero Dios nunca falla; el te consolará, y a su tiempo hará justicia a aquel que te hizo daño, si no se arrepiente... pero ora por él, para que Dios te perdone a tí también cuando tu falles.
Otro peligro es caer en el síndrome del "pobrecito yo", "nadie me quiere". El Diablo tratará de recordarte una y otra vez ese "incidente" en el que alguien te hirió. Él dira: "con eso que me hicieron es para que yo jamás vaya a una iglesia". Él tratará de mantenerte postrado, pero ¡Levantate! despierta, no tenemos lucha contra sangre ni carne, y el Señor jamás te dará una carga que vea que tú no puedes soportar. Aunque el enemigo te estará diciendo: "esto es mucho para tí, ríndete ya". Las ovejas heridas no deben ir a ningún otro sitio que no sea refugiarse en el Buen Pastor; Jesucristo mismo. Él nunca nos dejará ni nos desamparará.
1 comentario:
excelente tal consideracion me earece que es deber de todos los hijos de Dios dedicar mas tiempo a la oracion para que sean revertidas todas las pruebas del enemigo que el mismo señor autoriza para zarandearnos.Junto a esto opino que se debe ser mas diligente en su obra y no juzgar a una condicion que vemos pues todo tendra un proposito que no conocemos y el Señor sabbra lo conducente en cada caso . vivamos una pasion para su gloria y honra. DIOS LES BENDIGA
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