Señor, ¿No sembraste buena semilla? ¿De dónde, pues, tiene Cizaña?

La verdad nunca me ha agradado el trabajo en el campo. Recuerdo que una de las cosas que tuve que hacer cuando pretendía a mi ahora esposa, allá por el 1986, fue ayudar a su familia en las labores agrícolas del campo o parcela que ellos poseían.

Fue una época dura para mí, tuve que aprender varias cosas y llevar mucho sol, me puse negro (yo solía ser más blanco, ¡En serio!) y sentí la rabía de limpiar el maíz, el frijol o algún otro producto para ver cómo rápidamente volvía a brotar la cizaña (monte, le decimos por acá).

Y es que el monte o cizaña crece más rápido, y no necesita ningún cuidado. Pensando también en esos días, me viene a la mente este pasaje de la Biblia. Me encanta citarlo, porque varias veces me han preguntado: ¿porqué en la Iglesia hay tanta gente hipócrita, que no son cristianos genuinos? A menudo utilizan esta pregunta como un argumento para no ir a la iglesia o para rechazar el cristianismo. El pasaje en cuestión se encuentra en Mateo 13:26-30:

Vinieron entonces los siervos del padre de familia y le dijeron: Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde, pues, tiene cizaña?

El les dijo: Un enemigo ha hecho esto. Y los siervos le dijeron: ¿Quieres, pues, que vayamos y la arranquemos?

El les dijo: No, no sea que al arrancar la cizaña, arranquéis también con ella el trigo.

Dejad crecer juntamente lo uno y lo otro hasta la siega; y al tiempo de la siega yo diré a los segadores: Recoged primero la cizaña, y atadla en manojos para quemarla; pero recoged el trigo en mi granero.

Una especie de transliteración (o más bien adaptación) de este pasaje nos podría quedar más o menos así:

Vinieron algunas personas y le dijeron: "Señor, no predicaste el único y verdadero evangelio? ¿Cómo es posible entonces que hayan en la iglesia gente tan falsa e hipócrita?

Él les dijo: El Diablo tiene sus manos en esto. Ellos dijeron: ¿Quieres que limpiemos tu Iglesia y expulsemos a los que no son cristianos genuinos?

Él les dijo: No, no sea que al tratar de expulsar a los falsos también accidentalmente hieras o expulses a los verdaderos. Mejor dejen que unos y otros se congreguen...pero en el día del juicio yo juzgaré a aquellos falsos echándolos al lago de fuego; y a aquellos que fueron fieles y sinceros los haré entrar en las moradas celestiales...

Creo que el mensaje queda bastante claro. En la actualidad se discute mucho sobre ventajas y desventajas del Iglecrecimiento, sobre los cambios en la liturgia cristiana - protestante, sobre normas y costumbres, sobre los peligros del modernismo. Claro que el tema es sumamente espinoso y difícil; pero por sobre todas las cosas yo creo en un Dios misericordioso: celoso sin ser sectario y santo sin ser santurrón. Uno de los argumentos más citados es que la iglesia se está llenando de personas no convertidas; lo cual sí considero que es digno de un estudio más profundo.

No obstante, y de manera más somera, me hago ciertas preguntas: ¿Debemos cerrar nuestras puertas a los débiles en la fe? ¿Debemos declararnos la última iglesia-pepsi-cola del Señor y echar fuera a los que pensamos que son falsos? Por otra parte, ¿Debe la iglesia hacer miembro a cualquiera, sin distinciones?

Como en todas las cosas creo que el peligro está en los extremos: debe haber un cierto equilibrio. Si sentimos que hay personas que no están agradando a Dios en nuestras congregaciones, es nuestro deber advertirles, pero no echarlas. ¿Quién sabe si al final se volverán de su mal proceder? Dios dará el pago al final.

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Maribel es el nombre de la maravillosa compañera que Dios me ha permitido tener; mujer extraordinaria de Dios, me ha soportado y ayudado en todo tiempo. Creo que Dios quiso unirnos a mi, el sello de la imperfección y debilidad, con ella, en mi opinión mujer casi perfecta, para que me pudiera fortalecer y sostener como ayuda idónea. Dios es asombroso ("Our God is an Awesome God!").